La piel de los perros y gatos es asiento frecuente de afecciones que motivan la consulta al Médico Veterinario. Los signos clínicos que llaman la atención al propietario son: la pérdida de pelo, el mal olor y el rascado/prurito, que induce a la aparición de lesiones secundarias. La causa de estas afecciones son muchas veces parásitos externos, dentro de los cuales son de mayor incidencia las pulgas, las garrapatas y los ácaros de la sarna.
Las pulgas
Las pulgas (Ctenocephalides canis y felis) son ectoparásitos que viven sobre la piel de caninos y felinos. Se alimentan de la sangre que succionan de sus huéspedes. Luego de una única comida de sangre, la pulga hembra se halla en condiciones de reproducirse y en 36 a 48 horas comienza a depositar sus huevos sobre el animal.
Una pulga hembra adulta que, en condiciones adecuadas de temperatura y humedad puede vivir hasta 100 días, es capaz de poner aproximadamente 2000 huevos a lo largo de su vida. Los huevos caen al piso, donde completan su ciclo vital a través de tres estadios larvarios.
Las condiciones de humedad y temperatura, son decisivas en el desarrollo de las larvas de pulgas. Estas requieren zonas húmedas y oscuras donde existan desechos orgánicos y excrementos de pulgas adultas que le sirven de alimento.
Para completar su desarrollo, la larva de pulga madura forma un capullo, del cual 5 a 9 días después emergen las pulgas adultas, las cuales volverán a subirse al perro o al gato para alimentarse y completar su ciclo de vida.
Las condiciones óptimas para el desarrollo de las pulgas son temperaturas de 27º C y humedad de 80 %. Según se modifiquen estas variables, el ciclo de vida durará menos o más tiempo (de 12 a 180 días).
Las garrapatas
Las garrapatas (Rhipicephalus sanguineus) también son parásitos hematófagos que se reproducen sobre el animal, necesitando 3 huéspedes para cumplir su ciclo vital aunque a veces desarrollan todos los estadios sobre el mismo animal. Los huevos eclosionan en 2 a 7 semanas, las larvas se alimentan durante unos días y luego caen al suelo donde permanecen de 6 a 90 días.
La ninfa se alimenta sobre el huésped durante 3 a 10 días y luego descansa en el ambiente por casi 3 meses.
La garrapata adulta es muy prolífica, puede llegar a poner entre 2000 y 8000 huevos a lo largo de su vida. Este complejo ciclo suele completarse en un año, aunque frente a condiciones ambientales adversas puede durar hasta 3 años.
¿Cómo afectan estos parásitos a la salud de nuestras mascotas?
Además de la irritación mecánica que producen las pulgas al desplazarse sobre el cuerpo del huésped y al picar (Dermatitis por picadura de pulga), existe un trastorno frecuentemente asociado en animales predispuestos, que es la hipersensibilidad o alergia. Ésta se desarrolla en ciertos pacientes en los cuales la pulga inocula con su saliva al picar una importante cantidad de antígenos, sustancias capaces de inducir la formación de Ig E(anticuerpos de alergia) con el desarrollo de prurito intenso que lleva a la aparición de lesiones secundarias al rascado de severidad variable.
Además, las pulgas pueden comportarse como vectores de otras enfermedades infecciosas y parasitarias, como por ejemplo, la tenia o Dipylidium caninum que hace parte de su ciclo dentro de la pulga y por lo tanto cuando el animal tiene pulgas y al rascarse o asearse las traga, permite el desarrollo de la tenia en su intestino.
Las pulgas pueden también picar al hombre, produciendo lesiones papulares muy molestas.
Las garrapatas afectan a su huésped de diversas maneras: por irritación a través de su picadura, como vectores de enfermedades, por inocular veneno que produce parálisis y produciendo reacciones de hipersensibilidad en animales predispuestos.
¿Cuál es el rol del médico veterinario frente a estas enfermedades?
Las ectoparasitosis son enfermedades que pueden prevenirse. Es el M.V. el encargado de indicar al propietario cuáles son las medidas sanitarias a tener en cuenta en este punto. Hacerle conocer la importancia de estas afecciones, explicar las características del ciclo de vida de estos ectoparásitos y por consiguiente la necesidad de controlarlos sobre el animal afectado, sobre los que con él conviven y en el ambiente.
En el caso de las pulgas y garrapatas, tener a las mascotas protegidas durante todo el año con medicamentos que actúen sobre el parásito adulto y sus formas inmaduras en el ambiente (pulgas).
Una vez que la afección se ha instalado, el M.V. deberá elegir el tratamiento que mejor se adapte a cada caso. Conocer las opciones terapéuticas disponibles es fundamental para alcanzar este objetivo.
En la actualidad existen medicamentos de gran eficacia para este fin para llevar a cabo la tarea con éxito.
Agradecemos mucho la colaboración de la Dra. Andrea C. Wolberg para la publicación de esta nota.
Fuente: http://www.foyel.com/paginas/2009/05/516/los_ectoparasitos_en_caninos_y_felinos/
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