El perro es, y ha sido para muchos niños, un compañero fiel, siempre dispuesto a compartir los momentos de alegría y de tristeza, a escuchar atentamente (como no hablan, no interrumpen y no juzgan, pero entienden y prestan atención favoreciendo la confianza del pequeño).
Los perros bien educados se dejan acariciar y abrazar por sus pequeños humanos, les secan las lágrimas con su lengua cuando algo va mal, los reconfortan…. Este amor a temprana edad, bien correspondido y canalizado, es para toda la vida y hace que, nuestros niños al crecer, sean adultos respetuosos, responsables y con mejores sentimientos.
Nuestra misión como adultos, es velar para que la relación entre el perro y los niños esté marcada por el respeto entre ambos. Como siempre, la clave no está en las prohibiciones, sino en la supervisión (tres veces supervisión como dice Jaime Vidal “Santi”) y la educación. Por eso, debemos enseñar a los niños cómo acercarse, saludar e interactuar de manera segura con el perro.
Aquí van algunas recomendaciones para los peques de la casa:
- Camina de manera calmada y relajada en el momento de acercarte al perro. En otras palabras, los niños NO deben acercarse corriendo hasta el perro, ya que podrían asustarlo.
- Saluda a la persona que camina con el perro y pregúntale si puedes acariciarlo. Ella te dirá si al perro le gusta o no.
- Cuando te hayan dado permiso para saludar al perro, asegúrate de no inclinarte mucho sobre él. Mantén tu cuerpo de lado y acarícialo de manera suave y amable. Ten cuidado de no incomodarlo con abrazos fuertes, besos o caricias bruscas.
- Respeta siempre el espacio del perro y no lo invadas. Debes evitar aproximarte a saludar a un perro que está dentro de un coche o que lleva un juguete, un hueso o está comiendo. Puede interpretarlo de forma errónea como una agresión.
- No mires fijamente al perro a los ojos, ya que podría sentirse amenazado por ello. Míralo desde el lateral y enseguida observarás, si está alegre de verte y quiere interactuar contigo. Si ves que está asustado o agresivo… por favor NO te acerques y sigue tu camino.
Ten presente que algunos perros, por muy simpáticos que parezcan, no se sienten cómodos con niños a su alrededor, por lo que debes aprender a leer las señales de incomodidad que el perro muestra a través de su lenguaje corporal y que la mayoría de las veces por ser tan «sutiles» pasan inadvertidas o son interpretadas erróneamente.
Estas son algunas:
- Bostezar, sin tener hambre o sueño, cuando los niños están cerca significa que no está cómodo con la situación.
- Girar la cara o, incluso el cuerpo, cuando lo van a abrazar, indica que el perro no quiere nada con ese niño y está pidiendo salir de esa situación.
- Lamerse los labios, cuando los niños lo abrazan o tocan, significa que le producen ansiedad o estrés. No lo interpretes como si el perro estuviera relamiéndose de gusto.
- Aguantar la respiración, es decir, cerrar la boca es un indicativo de que no está conforme con la situación y podría molestarse.
- Retirarse, por no decir huir del niño e irse a un sitio seguro, es una señal inequívoca de que no quiere interactuar con los niños.
El amor y el respeto por los perros es algo que los padres pueden inculcar en sus hijos de forma divertida y amable. Recuerda que los perros son seres vivos con su propia personalidad, gustos y tolerancias y que está en mano de todos que la relación entre ellos y nuestros niños sean lo más favorables y enriquecedoras. Con respeto, ganamos todos.
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