Evita que tu perro se haga agresivo
¿Qué hacer para que nuestro dulce cachorro no se convierta en un monstruo?
Esta es una de las preguntas que muchos dueños se hacen luego de adquirir un perro; muchas veces por desinformación o por desidia corremos el peligro de que nuestra mascota se haga muy agresiva; para no caer en ello les obsequiamos las siguientes recomendaciones.
Una de las cosas que siempre tenemos que recordar de los perros es que estos son agresivos por naturaleza; son descendientes de uno de los carnívoros más exitosos, los lobos, y como tales tienden a ser territoriales y agresivos.
Los lobos no son los principales villanos de los cuentos de hadas por pura casualidad.
Es por eso que nosotros, como propietarios de un perro, debemos de cuidar que su educación y entrenamiento no lo hagan agresivo y sí un animal que pueda convivir con otros de su especie así como otras personas aunque estas sean desconocidas.
Un animal agresivo no sólo es muy difícil de manejar sino que puede ser peligroso para otras personas, incluyendo los niños. Creo que no es necesario hacer recuento de lo terribles y lo dolorosos que pueden ser los resultados de un ataque por parte de un animal de estas características.
Por eso mismo quiero dejar en claro que, cuando se habla de agresividad y el control de ésta, el único y final responsable de todo es el amo. Depende del dueño entrenar un animal para que no sea un peligro para los demás.
Presentación en Sociedad del cachorro
Puede que la principal causa de la agresividad de un perro esté basada en que no está acostumbrado a vivir en sociedad; lo que nosotros como propietarios debemos de hacer desde el principio es acostumbrar a nuestra mascota a la convivencia social.
Sacarla a parques, dar caminatas, que vea que existen más animales y personas y que a veces hay que interactuar con estos. De esta manera el perro aprenderá como comportarse ante la presencia de gente y otros perros. No hay nada más triste, y con la capacidad de transformarse en un bestia rampante que un perro abandonado a su suerte en una azotea o en una jaula.
Otro factor que requiere de suma atención es el de la mordida.
En este caso regresamos de nuevo a los principios: como animal depredador, los perros dependen de su mordida y de su dentadura por lo que, sobre todo cuando son jóvenes, tratarán de morder todo lo que se encuentren. Para evitar esto, también desde muy jóvenes, hay que dejar muy en claro que es lo que se puede y que es lo que no se puede morder.
Para este entrenamiento existen una serie de juguetes mordibles que son ideales para derivar las ansias mordedoras de una forma adecuada. Tenemos que estar pendientes de que el perro no muerda objetos (y menos personas) y cada vez que lo intente reprenderlo y tratar de desviar su atención hacia el juguete; con el tiempo sabrá que no todo es mordible y que nosotros, como amos, no queremos que lo haga con ciertos objetos.
Vivir en grupo con los perrros
Decía en un principio que los perros tienen el instinto de vivir en grupos y esto es muy importante: los grupos de perros y lobos son muy jerárquicos, con una serie de niveles donde los más fuertes dominan a los más débiles.
Cada perro dentro de la manada tratará de ascender al máximo posible y ésto lo tiene que hacer a costa de intimidar a otros. Esta costumbre no ha sido eliminada; el perro cree que una familia humana es una jauría con sus debidas jerarquías y, como integrante de tal, tratará de ascender intimidando a otros miembros.
Por supuesto que esta reacción ante sus compañeros de jauría también depende de la personalidad de cada perro, de la forma en que haya sido educado y de su raza.
Depende de nosotros que esto no ocurra más allá de meros gruñidos y muestras agresivas. Para ello es necesario, cuando detectemos esta actitud, recurrir a reprimendas verbales, alejarlo de la familia e ignorarlo por el resto del día. De esa manera el animal sabrá que su actitud le causa problemas e incluso el ostracismo.
Por supuesto que esto es en caso de que no se presente agresiones peligrosas; si es así lo mejor es consultar con un especialista para que nos recomiende otra forma de vencer esa agresión natural por parte de un perro.
Otra de las recomendaciones que hacen los especialistas para evitar y controlar actitudes agresivas por parte de los perros es la castración; las hormonas generadas en estos son las encargadas de todo este tipo de comportamientos, por lo que su eliminación nos ayudará a que las cosas sean más tranquilas.
Un poco de Amor con los perros
Sin embargo a pesar de todo, lo que se pueda decir al respecto es que los perros son seres que sienten y como tales, responderán de una forma similar a la que son tratados: si un perro recibe golpes y malos tratos, lo más seguro es que se transforme en una criatura histérica y agresiva, por lo contrario, si nosotros le entregamos amor y cariño lo más seguro es que ese animal crezca y se desarrolle de una manera muy diferente.
Un perro que no responde a ninguno de los tratamientos debe de ser puesto en mano de un especialista quien nos podrá recomendar el mejor tratamiento o educación; por lo pronto, la recomendación (de siempre) es la de cuidar, respetar y tratar de manera humanitaria a cualquier animal que caiga en nuestras manos; ellos no pueden elegir a su amo, nos toca a nosotros elegir la mejor forma de tratarlos.
Fuente: Foyel.com.ar
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