El médico veterinario Ricardo Bruno asegura que para apreciar a este animal, primero hay que entenderlo; qué conductas son esperables y cuáles indican que la convivencia con el humano va por buen camino.
Ricardo Luis Bruno es médico veterinario egresado de la Universidad de Buenos Aires y pionero de la disciplina del comportamiento animal en el país, especialmente de caninos y felinos. A los 16 años llegó a sus manos un libro del etólogo Konrad Lorenz y esa circunstancia lo animó a estudiar el comportamiento en perros y gatos, los animales con los que convivió en el hogar de sus padres. Siendo muy joven comenzó a adiestrar perros y pronto advirtió que le resultaba sencillo y divertido hacerlo; entonces convirtió su oficio en un modo de ganarse la vida. Cuando dio por concluido el servicio militar quiso ampliar sus conocimientos sobre el tema y como en ese entonces no existían la oferta académica que existe ahora sobre la materia , se volcó de lleno a la medicina veterinaria. Tiene un diploma de especialista en Etología por el Consejo Profesional de Médicos Veterinarios de la República Argentina, es magíster en Etología y Ecología del Comportamiento y acaba de presentar ¡Miau! Una guía para entender a tu gato, su primer libro de divulgación. En conversación con LA NACION revela algunos de los misterios que rodean a este magnífico animal y brinda algunos consejos para que la convivencia con estos cuatro patas resulte más armoniosa.
¿Qué hace tan especial al gato que en muchas ciudades alrededor del mundo ha destronado al perro como animal de compañía?
Los gatos pertenecen a una especie no gregaria con lo cual una característica es que son animales independientes desde lo comportamental; además tienen altamente desarrollados todos sus sentidos. Desde lo físico los gatos poseen cuerpos atléticos, equilibrados y estilizados adaptados para la depredación o cacería en forma individual (no en grupo como ocurre con los caninos) Esto hace que sean estéticamente admirables.
¿Qué debemos aprender los humanos sobre la convivencia con los gatos para no exigirles aquello que no sea parte de su naturaleza?
¿Cuáles son las pautas que indican que un gato está a gusto en el lugar donde vive? Usted habla de 10 mandamientos gatunos en su libro para referirse a una serie de conductas típicas o esperables de este animal. ¿Podría mencionar algunos?
Claro que sí. Por ejemplo, el hábito que tienen algunos de masticar la ropa o objetos de su dueño. Los de razas orientales y sus cruzas, en especial los siameses, tienen un gen que los predispone a masticar la lana. Hay que observarlos y estar atentos porque puede ser peligroso para su salud. Peor hay otras razones. Cuando un gatito es destetado muy pronto y la persona que lo rescata lo ha criado con mamadera, ese cachorro genera un vínculo afectivo con ella. Entonces es probable que al crecer succione o mastique sus objetos o prendas como si fuera la teta de su mamá gata. También es muy común que los gatos beban de la canilla. Es que el agua del inodoro, del bidet u otras fuentes que no son su tachito aparecen ante los ojos felinos como un manantial claro y cristalino. Una vez que desarrollan la técnica para beber de fuentes alternativas, difícilmente vuelvan a probar el agua estancada que los humanos renovamos cada día con esperanzas vanas.
¿Cómo se explica la necesidad de descamar sus uñas en el sillón y no en sus rascadores?
El marcaje es una actividad vital para los gatos. La comunicación a través del marcaje son sus uñas es casi tan importante como la comunicación vocal. Además de informarles a otros gatos que ese lugar es suyo mediante el olor que genera la secreción de las glándulas de sus patas delanteras, rascar sillas, sillones, camas y todo objeto apreciado por el humano les sirve para despojarse de las capas externas y envejecidas de sus uñas. ¿Por qué se empecinan con un sillón? Porque es un lugar al que el gato le tiene cariño y donde se siente cómodo y seguro.
¿Y qué puede decir sobre el hábito de dormir de día y jugar de noche?
Que los gatos son noctámbulos todo el mundo lo sabe, y la mayoría lo sufre. El motivo de ese hábito es un secreto todavía no revelado. En la oscuridad los gatos liberan hormonas que producen un aumento en los niveles de cortisona y hacen que estén más despiertos y activos por las noches. El gato que pasa la mañana impasible sobre el sofá parece cobrar vida con la llegada del atardecer. La naturaleza es más fuerte y una cascada química comienza a correr dentro de él y lo lleva a querer jugar con su compañero humano, que trabajó todo el día y lo único que quiere es descansar. De poco sirve luchar contra esta necesidad. Lo mejor es acomodarse y jugar un rato con ese gato que acomuló energía durante todo el día.
¿Cómo distinguir entre el comportamiento esperable con algún problema de conducta?
Un problema de comportamiento en un felino doméstico de compañía se presenta cuando la conducta del animal hace displacentera la vida de dicho animal o de quienes conviven con él. Muchas veces ocurre que lo que es displacentero para un propietario de un gato en realidad es una conducta normal del animal pero igualmente la especialidad médico veterinaria del comportamiento animal debe intervenir. También es importante que el propietario conozca y entienda a su gato para que tenga claro qué puede esperar de su animal. Lo ideal es que la gente se asesore y conozca al gato antes de sumarlo a su hogar, cuáles son los requerimientos, necesidades y el comportamiento típico y normal de esta especie.
¿Entonces, cómo saber si nuestro gato es feliz?
Es sencillo. Si busca nuestra compañía, es porque está feliz. Cuando un gato no es feliz con su propietario se lo hace saber alejándose de él. Un gato que se siente cómodo con sus propietarios y tiene un buen vínculo con ellos, buscará la compañía de los mismos aunque siempre respetando sus propios tiempos. Los gatos pueden sentir felicidad en los momentos en que pueden actuar como gatos: intentando cazar alguna presa, escondiéndose y acechando, durmiendo siestas, divirtiéndose de noche, jugando e interactuando con el grupo social con el que se criaron (humanos o animales). En definitiva son seres vivos y tienen sentimientos y pautas de conducta propias de su especie. Conocerlas y respetarlas es la única forma de hacerlos felices, y de ser felices nosotros con ellos.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2059824-como-saber-si-tu-gato-es-feliz-mandamientos-felinos-para-el-humano
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