Sí, las mascotas también sufren. Están preparadas para adaptarse a pequeñas situaciones de estrés pero, cuando se prolongan, aparecen cambios en su cuerpo y en su actitud.
¿Qué podemos hacer? Se lo preguntamos a Fernando Catrina, médico veterinario especializado en comportamiento canino y felino. Nos dijo que los cambios de conducta aparecen cuando:
* Las mascotas tienen una rutina y, de repente, las cambian de entorno. Por ejemplo, un perro era callejero y pasa a un ambiente doméstico.
* Los perros compartían casi todo con sus propietarios y, de un momento al otro, los trasladan a un jardín.
* Los perros están atados a una cadena durante cierto tiempo o permanentemente.
* Los gatos viven en un ambiente hogareño con pocos estímulos y falta de juego interactivo.
* Las mascotas tienen escaso o nulo contacto con animales de su misma especie o de otras especies.
Según el experto, que participa en el sitio Comportamiento animal, los signos que presentan (y a los que debemos prestar atención) son: ladrido excesivo, autolamido, conducta destructiva, excavado de pozos, orinar y/o defecar en lugares inadecuados, hiperactividad, lamido de objetos y succión de tejidos. En casos avanzados pueden llegar a la automutilación y a la presentación de estereotipias como caminar sin sentido de un lado al otro de una reja.
Para corregir estos trastornos hay que identificar la causa y tomar las medidas adecuadas para cada caso en particular. Algunas recomendaciones:
* Controlar el paseo del perro. Incorporar el uso del collar y la correa. Evitar que nuestro perro tome el control del paseo. ¿Cómo? Haciendo que entre en el estado emocional adecuado antes de salir y no una vez que ya tiene puesta la correa.
* Enriquecer el ambiente para el gato. Incorporar en la casa estantes, repisas y cajones donde nuestro felino pueda escalar y esconderse a su voluntad.
* Dar medicamentos si es necesario. Ayudan a mejorar el estado de ánimo y a corregir ciertos disturbios orgánicos que pueden ser la base de este tipo de trastornos.
* Recurrir al médico veterinario de confianza. Primero realizará una evaluación clínica para luego, en caso de ser necesario, hacer la derivación a un veterinario especializado en comportamiento.
Fuente: Entremujeres
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